viernes, 17 de agosto de 2007

11- ESOTERISMO Y RELIGIÓN

FUNDACIÓN DE LA NUEVA RELIGIÓN UMBANDA


El 15 de noviembre de 1908 se presentó a una sesión espiritista en Niterói, Río de Janeiro, un joven de 17 años de nombre Zélio Fernandino de Moraes (foto ya mayor). Se había restablecido el día anterior, de una enfermedad que lo médicos habían tratado vanamente de identificar y curar. Su recuperación, atribuida a un espíritu desencarnado, resultó inesperada y sorpresiva. Ni los médicos que lo atendían, ni los tíos, sacerdotes católicos, encontraron una explicación plausible. La familia atendió la sugerencia de un amigo que se ofreció a acompañar al joven Zélio a la Federación Espírita con el fin de informarse más sobre el tema.
Una vez en la sede de dicha federación el joven Zélio fue invitado a participar en la mesa de trabajo y sesión espiritista de ese día. Iniciados los trabajos con los médium (o caballos) se presentaron espíritus que decían pertenecer a indios y esclavos de la época de la colonia. El dirigente les advirtió a dichos espíritus que debían retirarse. En ese momento Zélio se sintió como poseído por una fuerza extraña pudiendo escuchar, como involuntariamente, y oyendo su propia voz que pregunto ó por qué no eran aceptados los espíritus de esclavos y de indios. Esta pregunta suscitó una especie de tumulto entre los asistentes, mientras tanto a través de Zélio un espíritu se manifestaba con mucha firmeza y argumentación a favor de los indios y de los negros, con el cual discutían los asistentes más prejuiciosos. Finalmente uno de los asistentes, que dijo haber visto a Zélio rodeado de un aura de luz, pidió a la entidad espiritual que se identificase.
Si quiere un nombre, dijo la entidad a través de la voz de Zélio que estaba en trance, que sea éste “soy el caboclo de las siete encrucijadas, puesto que para mi no habrá caminos cerrados”.
Seguidamente, anunció que traía una misión, establecer las bases de un culto en el cual los espíritus de indios y esclavos pudieran manifestarse desde el mundo invisible de ultratumba. “Al día siguiente (declaró él) estaré en la casa del médium, para fundar un templo que simbolice la verdadera igualdad que debe existir entre los seres, ya sea estos encarnados o desencarnados”.
“Llevaré de aquí una semilla y la plantaré en barrio de Neves, donde habrá de transformarse en un árbol frondoso”
Al día siguiente, 16 de noviembre de 1908, en la casa de la familia del joven médium, en la calle Floriano Peixoto 30 en Neves, barrio de Niterói, la entidad se manifestó puntualmente en el horario previsto, 20 horas.
Allí se encontraban casi todos los dirigentes de la Federación Espírita, amigos de la familia, sorprendidos e incrédulos, y gran número de desconocidos que nadie podía decir cómo habían tomado conocimiento de lo ocurrido. Algunos rengos se aproximaron a la entidad, recibieron pases y, finalmente, estaban curados. Fue esa una de las primeras pruebas del poder curativo del caboclo de las siete encrucijadas.
En esa reunión, dicha entidad, estableció las normas del culto cuya práctica se denominaría sesión y se desarrollaría de noche, entre las 20 y las 22 horas. El uniforme de los médiums debía ser blanco y de tela simple. La atención al público debía ser totalmente gratuita. No se permitiría la retribución financiera por las curaciones o trabajos realizados. Los canticos no serían acompañados de tabaques ni de palmas ritmadas.
A través de Zélio, se manifestó, esa misma noche un Preto Velho, llamado Pai Antonio, para completar las curas de enfermos iniciadas por el Caboclo de las Siete Encrucijadas. Fue él quien, a través del médium, dictó este Ponto, hoy cantado en todo el Brasil:
“Llegó, llego, con Dios es su llegada,
Llegó el Caboclo de las Siete Encrucijadas”
A partir de esa fecha, la casa de la familia de Zélio se tornó meta de enfermos, creyentes, escépticos y curiosos. Los enfermos eran curados, los escépticos presenciaban pruebas irrefutables, los curioso constataban la existencia de una fuerza superior y los creyentes aumentaban día a día.
Las sesiones continuaron ininterrumpidamente produciendo siempre curaciones y aumentando el número de los devotos. Cinco años más tarde se manifestó Orixa Malé, especialmente para la cura de obsesivos (locos) y el combate a los trabajos de magia negra.
Transcurridos diez años, el Caboclo de las Siete Encrucijadas anunció la segunda etapa de su misión: la fundación de siete templos que deberían construir el núcleo central para la difusión de la religión Umbanda.
Además del primer templo llamado Tienda de la Piedad (casa de Zélio), se fundaron las Tiendas Nuestra Señora de la Guía, Nuestra Señora de la Concepción, Santa Bárbara, San Pedro, Oxala, San Jorge y San Gerónimo.
Poco a poco la Umbanda se fue expandiendo por todos los estados del Brasil, en la capital de San Pablo se fundaron 23 Tiendas y 19 en Santos. En seguida, en Minas Gerais, Espíritu Santo y Rio Grande do Sul. En Belén la tienda Mirim de Sao Benedito. El Capitán del ejercito que servía en la capital de la República, pidió el traslado a Pará, con fin exclusivo de llevar el mensaje del Caboclo de las Siete Encrucijadas. Se confirmaba la frase pronunciada en la Federación Espírita: “llevaré de aquí una semilla y la plantaré en el barrio de Neves, donde habrá de transformarse en árbol frondoso”.
En 1937, los representantes de los templos fundados se reunieron creando la Federación Espírita de Umbanda del Brasil, posteriormente denominada “Unión Espiritualista de Umbanda del Brasil”. En 1947 surgió “Jornal de Umbanda”, órgano periodístico de información y de doctrina de gran valor.
Zélio de Moraes instaló federaciones de umbandistas en San Pablo y Minas Gerais.
En la actualidad el Umbanda se ha extendido por todo el Brasil llegando sus adeptos al número de veinticinco millones.
Aclaración: las distintas interpretaciones del fenómeno mediumnímico se encuentran en el artículo número 6 del blog de Parapsicología.

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